- https://www.youtube.com/watch?v=cWOZYMlJivs
- José Rafael, tanto en “Crisisdosis” como en “Muerto en Vida” abordas realidades muy duras. ¿Qué vivencias personales o colectivas te inspiraron a escribir estas canciones?
Ambas canciones nacieron de una mezcla de experiencias personales y del dolor colectivo que he visto y vivido como venezolano. ‘Crisisdosis’ refleja esa rutina agobiante de despertarse cada día en un país donde faltan lo esencial: luz, agua, comida, y donde la esperanza se va desgastando. Son escenas que yo mismo experimenté: colas interminables, salarios que no alcanzan, apagones constantes. Por otro lado, ‘Muerto en Vida’ es más introspectiva; habla de esa sensación de vacío que se instala cuando te sientes atrapado en un sistema que te anula los sueños. Ambas canciones son un grito desde adentro, una manera de ponerle palabras y ritmo a todo ese dolor y resistencia que llevamos dentro.”
- “Crisisdosis” tiene un ritmo enérgico pese a su mensaje de desesperanza. ¿Qué te motivó a unir un sonido bailable con una letra de denuncia social?
Quise unir un ritmo enérgico con una letra de denuncia porque sentí que era la mejor forma de transmitir el contraste que vivimos en Venezuela: seguimos de pie, seguimos moviéndonos, aunque por dentro llevemos tanto dolor. La música bailable engancha, rompe barreras, y hace que el mensaje llegue incluso a quienes quizás no se detendrían a escuchar un discurso político o un reclamo social directo. Con ‘Crisisdosis’ busqué que los oyentes pudieran escuchar un a melodía rítmica y potente, al mismo tiempo, reflexionar sobre la gravedad de lo que estamos viviendo. Es como gritar nuestras verdades mientras seguimos luchando por vivir.
- En “Muerto en Vida” exploras un sentimiento más interno, casi existencial. ¿Sentías que era importante mostrar también esa dimensión emocional del colapso social y personal?
Sí, sentí que era fundamental. Muchas veces cuando se habla de crisis, se enfocan solo en los datos: inflación, pobreza, migración. Pero detrás de esos números hay un impacto emocional brutal. ‘Muerto en Vida’ nace de esa necesidad de mostrar cómo la crisis no solo te golpea por fuera, sino también por dentro: te roba sueños, te apaga poco a poco. Era importante para mí reflejar esa herida invisible que muchos cargamos, esa sensación de estar respirando pero sin verdaderamente vivir. La música me permitió ponerle voz a ese dolor silencioso que a veces no sabemos ni cómo explicar.
- ¿Cómo fue el proceso creativo de ambas canciones? ¿Las compusiste en momentos diferentes o surgieron dentro del mismo impulso artístico?
Las compuse en momentos distintos, pero ambas nacieron de un mismo estado de ánimo: el cansancio emocional y la necesidad de desahogarme. ‘Crisisdosis’ surgió primero, en un momento donde sentía muchísima rabia e impotencia ante todo lo que estaba pasando en Venezuela. Necesitaba gritarlo de alguna manera, y lo hice a través de una canción rápida, intensa, casi como una descarga de energía. ‘Muerto en Vida’ llegó después, en un periodo más silencioso, más introspectivo, donde ya no era solo la rabia, sino una tristeza profunda la que me invadía. Son dos facetas de la misma herida: una explosiva, la otra silenciosa.
- Muchos venezolanos se ven reflejados en las imágenes que pintas en “Crisisdosis” —falta de servicios básicos, hiperinflación, apagones. ¿Qué mensaje esperas transmitirle a quien escucha esta canción desde dentro o fuera de Venezuela?
Mi mayor intención con ‘Crisisdosis’ es que quienes la escuchen, no se sientan solos en su dolor. Para los que están adentro, quiero que sepan que no están olvidados, que su lucha diaria es real y que merece ser contada. Para los que están afuera, quiero recordarles de dónde venimos y por qué tantos tuvieron que irse. Más allá de denunciar, la canción busca crear conciencia, pero también un sentido de unidad, de resistencia colectiva. Es como decir: ‘Sí, estamos viviendo un infierno, pero seguimos aquí, seguimos vivos, seguimos soñando con un cambio.’
- “Muerto en Vida” parece hablar no solo del país, sino también del impacto psicológico de vivir en crisis permanente. ¿Buscaste conectar también con quienes luchan silenciosamente en su día a día?
Totalmente. ‘Muerto en Vida’ es una canción pensada para quienes cargan su lucha en silencio, para esas personas que siguen adelante aunque por dentro estén rotas. Muchas veces en una crisis se habla de los héroes visibles, pero hay millones de héroes anónimos: el que no se rinde aunque todo esté en contra, el que sigue soñando aunque la realidad lo aplaste. Quise conectar con esa resistencia silenciosa, con ese dolor que a veces ni siquiera se dice en voz alta, pero que pesa todos los días. Esta canción es para ellos, para que sepan que su sufrimiento importa y que no están solos.
- ¿Qué papel juega la resiliencia en tus canciones? ¿Sientes que tus temas, a pesar de ser duros, ofrecen también una forma de resistencia o de esperanza?
La resiliencia es el corazón de mis canciones. Aunque hablo de realidades muy duras, nunca busco caer en el derrotismo. Siempre intento dejar una chispa de fuerza, de rebeldía interna. Mostrar el dolor es necesario, pero aún más importante es mostrar ue, a pesar de todo, seguimos aquí, luchando. Creo que cantar nuestra verdad ya es un acto de resistencia. Mis temas son duros porque reflejan lo que vivimos, pero también son una manera de decir: ‘No nos han vencido.’ Incluso en el cansancio o en la tristeza, hay una luz que nos empuja a seguir soñando y a exigir un futuro mejor.
- Desde el punto de vista musical, ¿qué sonidos o elementos electrónicos quisiste resaltar en “Crisisdosis” y en “Muerto en Vida” para reforzar sus mensajes?
En ‘Crisisdosis’ quise usar ritmos electrónicos rápidos y beats fuertes para transmitir la sensación de caos, de correr sin parar, como vivimos día a día en medio de una crisis. Hay sintetizadores distorsionados que representan ese ruido constante que sentimos en la mente cuando todo alrededor se está desmoronando. En cambio, en ‘Muerto en Vida’ utilicé una base electrónica mucho más lenta, casi hipnótica, para reflejar el vacío y el cansancio emocional. La instrumentación es más minimalista, con sonidos oscuros y repetitivos que buscan meter al oyente en ese estado de resignación silenciosa que describe la letra.
- ¿Cómo ha sido la reacción del público hacia estas canciones, especialmente entre los jóvenes venezolanos que atraviesan o han vivido esa misma realidad?
Ha sido muy emotiva. Muchos venezolanos me han escrito diciéndome que sienten que cuentan exactamente lo que ellos viven o han vivido. Me dicen que se sienten identificados, que por fin alguien puso en palabras y música todo ese dolor, esa rabia y esa sensación de estar atrapados. Para mí eso es lo más valioso: saber que no solo estoy contando mi historia, sino también la de miles de personas. Siento que mis canciones les dan un espacio para desahogarse, para sentirse escuchados y acompañados en su lucha.
- Finalmente, ¿planeas seguir abordando temas de protesta y conciencia social en tus futuros proyectos musicales? ¿Qué podemos esperar de José Rafael Cordero Sánchez en los próximos meses?
Sí, definitivamente seguiré abordando temas de protesta y conciencia social. Para mí, la música no es solo entretenimiento, es una herramienta para denunciar, para visibilizar lo que muchos prefieren callar. Mi compromiso con Venezuela y con quienes han sufrido las consecuencias de la crisis sigue siendo el motor de mi arte. En los próximos meses estoy trabajando en nuevas canciones que siguen esa línea: mezclando sonidos electrónicos con letras que hablen de resistencia, de esperanza y de la necesidad urgente de cambio. También quiero explorar nuevas colaboraciones y llevar mi mensaje a más rincones, porque creo que mientras más voces se unan, más difícil será silenciarnos.